SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS
12.05.2025

Texto Bíblico: Hebreos 11.6-10
Introducción:
Hermanos y hermanas en Cristo, hoy reflexionaremos sobre un principio fundamental de nuestra fe: "Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6). Este pasaje nos invita a examinar la naturaleza de nuestra fe, su impacto en nuestra vida y cómo podemos cultivar una fe que agrade a Dios.
I. La Naturaleza de la Fe que Agrade a Dios
A. Más allá de la Fe Natural: Todos poseemos una "fe natural," la confianza en las leyes de la naturaleza. Encendemos una luz y esperamos que ilumine, subimos a un auto y confiamos en su funcionamiento. Pero la fe de Hebreos 11:6 trasciende esta fe natural. Es una fe sobrenatural, una convicción profunda en la existencia y poder de Dios.
B. Una Fe Activa y No Pasiva: La fe de Noé no fue simplemente una creencia teórica. Fue una fe activa, que lo impulsó a construir un arca durante 120 años, a pesar de la ausencia de lluvia (2 Pedro 2:5). Su fe fue un testimonio público, un "pregón" de justicia. De igual manera, la fe de Abraham, José, y David se manifestó en obediencia, perseverancia y confianza en las promesas divinas, a pesar de las largas esperas y las adversidades. Su fe era paciente, activa y basada en una firme convicción de la palabra de Dios.
II. Características de una Fe Agrada a Dios
A. Preparación para las Promesas Divinas: La fe genuina se manifiesta en la preparación para recibir las promesas de Dios. 2 Corintios 7:1 nos exhorta a "limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios." El pueblo de Israel fracasó en entrar a Canaán por su incredulidad y desobediencia. Noé, en cambio, preparó el arca con "temor reverente," demostrando una fe que se traduce en acciones concretas (Hebreos 11:7). Santiago 2:22 afirma que la fe se perfecciona mediante las obras: nuestras acciones demuestran la autenticidad de nuestra fe. Si Dios te ha prometido algo, ¿te estás preparando para recibirlo? ¿Estás mostrando a Dios, a través de tus acciones, que crees en sus promesas?
B. Firmeza Inquebrantable: Hebreos 10:23 nos anima a "mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos." Las pruebas y tribulaciones inevitablemente intentarán sacudir nuestra fe. En esos momentos, debemos refugiarnos en Jesús, "el autor y consumador de la fe" (Hebreos 12:2). Mantener una fe firme, sin vacilar, incluso ante circunstancias adversas, es una marca distintiva de una fe que agrada a Dios. Enfócate en las promesas de Dios, no en tus circunstancias.
C. Recibir lo Prometido: Hebreos 6:12 afirma que aquellos que confían en Dios, sin dudar, recibirán lo que se les ha prometido. La fe no es pasiva; es una fuerza activa que nos impulsa a perseverar hasta recibir la bendición prometida. La fe de Noé, Abraham, y David no fue estática; fue una fe en movimiento, una fe que actuó, que perseveró, y que finalmente vio las promesas de Dios cumplidas.
III. Manifestando la Fe que Agrade a Dios en la Vida Diaria
A. La Obediencia como Expresión de Fe: La fe genuina se manifiesta en la obediencia a la voluntad de Dios. No basta con profesar la fe; debemos demostrarla a través de nuestras acciones. Abraham demostró su fe obedeciendo el llamado de Dios a dejar su tierra natal, aún sin saber a dónde iba (Génesis 12:1-4). Su obediencia fue una prueba tangible de su fe. De igual manera, nuestra obediencia a los mandamientos de Dios, a su palabra, y a la guía del Espíritu Santo es una evidencia clara de nuestra fe.
B. La Perseverancia Ante las Dificultades: La vida cristiana no está exenta de pruebas y dificultades. La fe auténtica se manifiesta en la perseverancia ante la adversidad. Job, a pesar de haber perdido todo, mantuvo su fe en Dios (Job 1:21). Su perseverancia, incluso en medio del sufrimiento, fue un testimonio poderoso de su fe. Debemos recordar que las pruebas no son un indicio de la ausencia de la fe, sino una oportunidad para fortalecerla y demostrarla. La perseverancia en la oración, en la lectura de la Biblia, y en la búsqueda de la voluntad de Dios son manifestaciones de una fe que resiste la prueba del tiempo.
C. El Amor al Prójimo como Fruto de la Fe: El amor al prójimo es un fruto natural de la fe. 1 Juan 3:18 afirma: "No amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y en verdad." La fe genuina se manifiesta en acciones de amor, compasión, y servicio hacia los demás. Jesús nos enseñó que amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es un mandamiento fundamental (Mateo 22:39). Ayudar a los necesitados, mostrar misericordia a los que sufren, y perdonar a quienes nos han ofendido son expresiones concretas de una fe que se traduce en amor. La fe sin obras está muerta (Santiago 2:26).
D. La Confianza en la Providencia Divina: La fe implica confiar en la providencia de Dios, en su cuidado y provisión. Mateo 6:25-34 nos anima a no preocuparnos por las cosas materiales, sino a buscar primero el reino de Dios. Esta confianza en la providencia divina es una manifestación esencial de la fe. Debemos confiar en que Dios proveerá para nuestras necesidades, incluso cuando las circunstancias parezcan desalentadoras. Esta confianza se basa en la certeza de que Dios es nuestro proveedor, nuestro protector, y nuestro guía.
Conclusión:
Hermanos, examinemos nuestra fe. ¿Es una fe activa, paciente, perseverante, y basada en una profunda convicción en la palabra de Dios? ¿Se manifiesta en nuestra preparación para recibir sus promesas y en nuestra firmeza ante las adversidades? Cultivar una fe que agrade a Dios requiere un compromiso continuo de obediencia, perseverancia y confianza en su poder. Que Dios nos ayude a fortalecer nuestra fe y a vivir vidas que reflejen la grandeza de su amor y su fidelidad. Amén.
Textos Bíblicos de Referencia Adicionales: Romanos 10:17; 1 Corintios 2:5; Gálatas 5:6; 2 Corintios 5:7; Mateo 21:21-22.
¡Bendiciones!