CRISTO: ¿PIEDRA ANGULAR O PIEDRA DE TROPIEZO?
07.05.2025

Introducción: En nuestro texto base, 1 Pedro 2:4-10, Pedro presenta a Jesús como una piedra, pero con dos facetas radicalmente opuestas: piedra angular y piedra de tropiezo. No es una metáfora ambigua; es una realidad que define dos destinos eternos. Hoy exploraremos esta dualidad, examinando quién es Cristo para cada persona, y qué implica esta elección fundamental.
I. Analizando la Metáfora de la Piedra:
La imagen de una piedra es poderosa. En la cultura antigua, la fundación de una estructura era crucial. Una piedra angular, cuidadosamente colocada, sostenía todo el edificio; la solidez de la estructura dependía de ella. Por contraste, una piedra de tropiezo, inesperada e incluso camuflada, puede causar una caída. Esta dualidad perfectamente describe la respuesta a Cristo.
II. Cristo como Piedra Angular (1 Pedro 2:4-8):
Pedro describe a Jesús como "piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios" (v. 4). Estas palabras resaltan un contraste fundamental: El rechazo humano contrasta con la elección divina. Los hombres rechazaron a Cristo, pero Dios lo escogió como la piedra angular de su plan de salvación.
• El Fundamento Inquebrantable: Sobre esta piedra viva, dice Pedro, somos edificados (v. 5). Es el fundamento de nuestra fe, el soporte de nuestras vidas espirituales. El edificio de nuestra identidad, seguridad y esperanza descansa sobre Él. Es la base sólida e inamovible de la iglesia.
• Un Sacerdocio Real: Pedro destaca nuestra función como "sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido por Dios" (v. 9). No somos simplemente creyentes pasivos; somos activos participantes en el reino de Dios. A través de Jesús, tenemos acceso directo a la presencia de Dios, y la responsabilidad de representar su amor y justicia en el mundo.
• La Obediencia como Resultado Natural: La obediencia no es una carga religiosa; es el resultado natural de reconocer a Jesús como nuestro Señor. La fe en Cristo nos transforma, nos motiva a vivir vidas dignas de Él, reflejando su carácter y amando a nuestros prójimos.
III. Cristo como Piedra de Tropiezo (1 Pedro 2:7-10):
Para quienes rechazan a Cristo, Él se convierte en una piedra de tropiezo. Su mensaje, su persona, su obra, todo se vuelve un obstáculo. No lo es por accidente; es una consecuencia directa de su rechazo.
• Desobediencia como Elección Consciente: Rechazar a Cristo no es pasividad; es una elección consciente, una rebelión activa contra Dios. Es desobedecer su llamamiento a la arrepentimiento y a la conversión.
• La Ceguera Espiritual: Quienes tropiezan con Cristo no lo hacen por falta de información; lo hacen por una elección voluntaria de ignorar la verdad. La ceguera espiritual impide ver la evidencia de la gracia divina en Jesucristo.
• La Justicia de Dios: Pedro recalca que esta caída es "destinado a ellos" (v. 8). La justicia de Dios no es arbitraria; es la consecuencia natural de la elección de rechazar su gracia. Dios es justo y santo, su justicia demanda respuesta por el pecado.
Conclusión:
La elección es personal e irrevocable. Cristo es, para cada persona, o la piedra angular que sostiene la vida en su plenitud, o la piedra de tropiezo que lleva a la ruina eterna. La pregunta no es "¿Qué es Cristo?", sino "¿Qué es Cristo para mi?". La respuesta definirá nuestro destino eterno. Que el Espíritu Santo nos guíe hacia la elección de la fe y la obediencia a Jesucristo, nuestra única piedra angular.